Clásico es una palabra que debe usarse poco, pero no debe escatimarse cuando es la única justa. Al releer los relatos reunidos de José Emilio Pacheco, resulta inevitable referirse a ellos como clásicos. Nunca son más verdad que en estas ficciones las calles, los parques y las ferias modestas que todos conocemos, el metro, el zoológico y el museo que hemos compartido; en sus páginas se vuelven definitivos los rincones de la Ciudad de México y del puerto de Veracruz irremediablemente perdidos o que, por cotidianos, parecían banales.áEstos cuentos suceden en un tiempo en el que se trenzan lo sabido y lo inesperado; tras la certeza de lo que nos enseñaron que pasó, aguarda paciente lo que sabemos que tendría que haber pasado, acecha lo que hemos temido siempre, lo que deseamos sin atrevernos a confesar.áPero estos lugares precisados y este tiempo de tiempos no podrían existir sin la voz que es el don mayor de José Emilio Pacheco. En esta casa de sus cuentos, nuestra habla cotidiana se limpia y cristaliza en su propia posibilidad más feliz. Sin alejarse de lo que decimos, llega siempre a la manera breve, elegante, discreta que es la mejor manera cíe decir. Aquí nos oímos más claramente.áRelatos sobre la inocencia y la pérdida de la inocencia, el paso del tiempo, las desilusiones, la crueldad; narraciones donde abundan los niños y los muchachos y su envés que son los fantasmas: aquí está el eterno retorno del primer amor que es siempre una pérdida. En De algún tiempo a esta parte la tensión de inteligencia y ternura logra muchas de las páginas inolvidables de la literatura en español de la segunda mitad del siglo XX. Juntos, estos libros imprescindibles revelan un nuevo libro que ahora podernos descubrir de uno de los mayores escritores mexicanos.