El 15 de marzo de 1928, Alejo Carpentier abandonó Cuba con destino a Francia, después de haber sido encarcelado durante siete meses por la dictadura de Gerardo Machado, bajo los cargos de propagar ideas comunistas, al participar en la Declaración que el Grupo Minorista publicara en Carteles en mayo de 1927. En Francia, Carpentier se convierte en mediador entre dos mundos. Por una parte se mantiene atento a los asuntos de Cuba, pendiente de las noticias e involucrado con los movimientos contrarios a la dictadura, y por otro se sumerge en la Vanguardia europea y afirma en ella sus inquietudes artísticas, transitando por un proceso de formación en el que la cultura y la existencia serán sus asignaturas esenciales. Es en ese contexto que Carpentier establece con su madre un circuito epistolar que, con deleite, Lectorum trae mediante estas ´Cartas a Tautouche´, recopilación que comienza con una pequeña nota de 1926 y que se sigue con el flujo de misivas que el escritor redacta de 1928 a 1937, donde se muestra desde sus adentros, como un ser humano lleno de inquietudes y ambiciones, enojos, nostalgias y anhelos, y como el hombre que recorre un camino de profunda evolución que, al final, lo llevaría a trascender en la historia de la literatura universal.