La música es un idioma universal, y uno de los primeros lenguajes que el bebé identifica. Mientras aún está en la panza, percibe el sonido cardíaco de la mamá como una suerte de partitura de fondo y es capaz de reconocer su voz. El oído es el primer órgano que se desarrolla a nivel embrionario y entra en actividad a partir del cuarto mes de gestación. Está comprobado científicamente que la música modifica la estructura del cerebro desde la vida intrauterina, alivia el estrés, estimula el desarrollo del lenguaje y mejora las habilidades motoras. De ahí la importancia de exponer al bebé a la magia de la música, lo más temprano posible.