Esta tierna historia, contada magistralmente por Yolanda Enríquez, nos plasma las vivencias de cuatro mujeres -Noemí, Rut, Elena y Raquel,, cada una en busca de un mejor destino que el que les ha trazado las circunstancias.
Noemí enviuda en Moab, tiempo después también mueren sus dos únicos hijos. Noemí quiere regresar a su pueblo, pero sus nueras, Rut y Orfa, no la dejan partir sola e insisten en ir con ella. Ya emprendido el camino, Orfa decide volver a su tierra, pero Rut le promete no separarse de ella, sólo la muerte podría truncar su promesa.
En el trayecto coinciden con Elena, una mujer que busca sin descanso a un hermano que no conoce y a quien debe entregar la herencia que lc dejó su padre.
Una vez en Belén, Noemí se reencuentra con una amiga de la infancia, Raquel, quien le brinda su hospitalidad. Raquel es una mujer que lucha por conservar su soltería, que lleva con honrosa dignidad y sin amargura.
Poco a poco se va tejiendo la trama que entrelaza las vidas de estas cuatro mujeres ejemplares. Todas tienen una encomienda en la vida y cada una lucha por satisfacerla. Sí, es una historia con un mensaje de valores: de abnegación de una nuera y una suegra que no son como las pintan las retorcidas historias de las telenovelas, de la búsqueda de un hermano desconocido pero querido por el recuerdo de un padre amoroso que quiere protegerlo aún después de muerto, de la hospitalidad y la bondad de una mujer que tiene en alta estima los valores de la solidaridad y de la amistad.
Además de las citas bíblicas que refuerzan la narración, la autora incluye una serie de narraciones, anécdotas, parábolas, frases célebres, etcétera, que dan cuerpo al objetivo de que el lector encuentre un remanso de paz y sabiduría en estos tiempos tan tempestuosos que nos hacen mirar al cielo y preguntarnos: ¿En qué lugar recóndito del universo han quedado los valores de la amistad, el amor a nuestros parientes de sangre o politicos, la solidaridad y el respeto a la integridad -física y moral-, de nuestros semejantes?