Quien alimenta el odio... arroja fuego al propio corazón. Quien cultiva la ociosidad, forma nieve en torno a sí. Quien sustenta el vicio, encarcélase en él. Quien se encoleriza, lanza piedras sobre sí mismo. Quien provoca situaciones difíciles, aumenta los obstáculos. Quien se precipita en juzgar, es analizado de prisa. Quien se especializa en la identificación del mal, difícilmente ve el bien. Quien no quiere soportar, es incapaz de amar. Quien vive coleccionando lamentaciones, camina bajo la lluvia de lágrimas.