Andrés ha sido educado bajo una premisa: el mundo se acabará pronto y debemos estar preparados. Es aterrador, pero él toma medidas para vivir plenamente el presente. O al menos sí lo cree su mamá. Hasta que en un viaje al campo, a casa de su tía, Andrés conoce a María José, una niña independiente de ojos color papelón. Juntos descubren la belleza en la vida cotidiana y forjan el valor necesario para recobrarse de un inesperado accidente.