VICENTE GARCIA HUIDOBRO FERNANDEZ
Altazor representa la culminación y el desenlace de esa experiencia, es también un cambio profundo en la obra de Huidobro, un cambio que a su vez, la modifica y nos hace verla bajo otra luz. Hasta ahora esa obra había estado dominada por el viaje, viaje ascendente y cósmico, apenas lo interceptaban ciertos obstáculos (el tiempo, la soledad y aun la historia misma) que el poeta, sin embargo, lograba incorporar en su espacio verbal. Con Altazor, ese dominio es puesto a prueba y de algún modo destruido, todo se ve ahora sometido a otro ritmo: el vértigo, del espacio y de la conciencia simultáneamente. Vértigo e infinito: el poeta de antes no los desconocía. Altazor no es un poema fracasado, sino lo que es muy distinto, el poema del fracaso. Instinto: no sobre sino del fracaso, no un comentario alrededor del fracaso, sino su presencia misma. Uno de sus valores (y de sus riesgos, por supuesto) reside en este hecho: haber ilustrado con su escritura misma la desmesura y la imposibilidad de una aspiración de absoluto.